Son las cuatro y media de la mañana y aquí estoy, con mi bañador puesto y al ordenador. No puedo dormir. Después de 51 años conmigo misma sé que la calidad de sueño no depende de lo cansada, sino de lo relajada que esté.
Ayer se casaron Augie y Linda, después de 13 años viviendo juntos. Como Augie es un hermano para mí y una de las personas que yo más quiero en este mundo, y además sé lo muchísimo que se quieren, creí que las iba a echar como ciruelas, allí en un día precioso con el lago Michigan al fondo...pero no, al final no.
Tengo que decir que yo, en mi vida anterior era muy progre. Para mí una boda era una excusa para ponerse morado a comer y bailar, porque era un mero papel que no decía nada de sentimientos y bla, bla, bla. Bueno, pues cuando mi marido (el de verdad), me propuso matrimonio, no es que llorara, es que lloré durante un mes, y aún a día de hoy, me emociono si pienso que soy su mujer. Comprendí entonces que cuando una persona se quiere casar, se compromete a una serie de cosas porque cree en la relación mucho más que el que dice "ahora nos va bien y nos queremos mucho, pero cuando no nos vaya bien, pues adiós muy buenas". Me costó unos años, pero lo aprendí. Por si os dejo preocupados, no os creais, que aún me queda mucho de progre...creo.
Bailé por los Bee Gees, Michael Jackson y los Beatles, algo que echaba mucho de menos.
Tengo que hablar y poner fotos de la visita con los niños al museo de los niños y de mis clases que empiezo hoy, pero quería dedicar este post a "mi marido musical"...anda que las hay con suerte.
No comments:
Post a Comment