Queridas ardillas y conejos:
Os acercáis a mi casa porque vivís felices ajenos al peligro. No tenéis ni la más remota idea de la fiera que aquí habita con apariencia de no haber roto un plato. Esa ardilla blanca y enorme con lunares en las orejas en en realidad una asesina que anda desatada ante su deseo irrefrenable de cazar. Aquí la tengo a mis pies echándose una cabezada, pero su instinto nunca duerme, es más, yo creo que sueña con vosotros. Así que os pido por favor...no os acerquéis...no corráis brincando felices en mi jardín porque la bestia acecha...no será que no os he avisado...