Hoy ha sido mi primer día de clase del nuevo curso, el de verano. Siempre tengo muy buen espíritu cuando empieza un nuevo curso. Me gusta conocer estudiantes nuevos, me da buen rollo. Y tan buen rollo me da que me he ido con el ipod puesto. Y me he bajado del coche con él puesto, y cantando a voz en grito. Y me he dejado las luces puestas, lo que en circunstancias normales me habría dado cuenta porque el coche te avisa con el pipipipipi.
Cuando he salido de la clase, aún de muy buen rollo, sorpresa, sorpresa...el coche está muerto. Muy bien, voy a llamar a mi marido, que para eso está jubilado, además de ser muy apañado y llevar un juego de pinzas en su coche. Nada. No está en casa. Claro, hoy Aaron juega al béisbol y Jim va a verlo. Bueno, pues me puedo ir andando. Empieza a llover. Te digo...y yo con una camisita mona y nada de chubasquero ni nada.
Intento esto y lo otro y nada, éste que va a venir, pero que no encuentra las pinzas...el otro que se me va...bueno...aquí estoy en casa al final, un poco mojada y con frío. Mañana nos ocuparemos del coche. En fin...que todos los problemas sean como éste.
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