Wednesday, September 16, 2009

Larga vida al rey (discurso de Madonna en el homenaje a Michael Jackson)


Michael Jackson. [Aplausos] Tengo un poco más que decir. Ok, ahí vamos otra vez. Michael Jackson nació en agosto de 1958. Igual que yo. Michael Jackson creció en los barrios de las afueras del medio oeste. Yo también. Michael Jackson tuvo 8 hermanos y hermanas. Igual que yo. Cuando Michael Jackson tuvo seis años, se convirtió en una súper estrella, y era quizá el niño más querido. Cuando yo tenía seis años, perdí a mi madre. Creo que él cogió el palito más corto, porque yo nunca tuve una madre, pero él nunca tuvo infancia. Y cuando no consigues tener algo, te obsesionas con eso.
Yo me pasé mi infancia buscando figuras maternas. Algunas veces tuve éxito, pero, cómo recreas tu tu infancias cuando estás bajo la lupa del mundo?
No hay duda sobre que MICHAEL JACKSON es uno de los más grandes talentos que el mundo ha conocido. Tanto que cuando cantaba una canción a la tierna edad de 8, parecía que un adulto experimentado estaba exprimiendo tu corazón con sus palabras. Eso con la elegancia moviéndose que tenía Fred Astair, y el gancho de Muhammad Ali. Tanto, que su música tenia una capa extra de magia inexplicable que no hacia que sólo quisieras bailar, sino que también te hacía creer que podrías volar, soñar, ser lo que quisieras ser. Porque eso es lo que hacen los héroes. Y MICHAEL JACKSON era un heroe.
Actuó en estadios de fútbol por todo el mundo, y vendió cientos de millones de discos, y cenó con presidentes y primeros ministros. Las chicas se enamoraban de él. Los chicos se enamoraban de él. Todos querian bailar como él. Parecía que era de otro mundo – pero era un ser humano.
Como la mayoría de artistas, era tímido, y estaba plagado de inseguridades. No puedo decir que fuéramos grandes amigos, pero en 1991 decidí que quería conocerle mejor. Le invité a cenar y le dije “mi trato es yo conduzco, y vamos los dos solos”
El aceptó y llegó a casa sin guardaespaldas. Condujimos al restaurante en mi coche. Estaba oscuro, pero él llevaba gafas de sol.Le dije “Michael, me siento como si hablara con una limosina! No podrías quitarte las gafas para poder ver tus ojos?”Entonces, se quitó las gafas y las tiró por la ventanilla, me miró sonriendo y dijo “me puedes ver ahora? Está mejor?”
En ese mismo instante, pude ver tanto su vulnerabilidad como su encanto. El resto de la cena yo me empeñé en que cenara patatas fritas, bebiera vino, tomara postre y dijera palabrotas. Esas cosas que él nunca se permitia hacer. Luego, regresamos a mi casa a ver una película y nos sentamos en el sofá como dos críos, y en un momento en medio de la peli, su mano buscó la mía y la agarró.
Me sentí como si él buscara algo más un amigo que un romance, y me sentí contenta. En ese instante, el no parecía una súper estrella, sino un ser humano.
Salimos unas cuantas veces más, y después, sin razón alguna perdimos el contacto. Entonces, comenzó la caza de brujas, y parecía que una historia negativa tras otra salía sobre él. Sentí su dolor, porque sé lo que es andar por la calle y sentir que todo el mundo está contra ti. Sé lo que es sentirse indefensa e incapaz de defenderte porque el rugir de los que te van a linchar es tan alto que parece que tu voz nunca será oída.Pero yo tuve una infancia, y a mi se me permitió cometer errores y encontrar mi camino sin la atenta mirada de la fama.
Cuando me enteré de la muerte de Michael, yo estaba en Londres, a unos días del comienzo de mi tour. Michael iba a actuar en el mismo recinto que yo una semana después. Lo único que yo podía pensar en ese momento era “le he abandonado”. Que le habíamos abandonado. Que habíamos permitido que esta magnífica criatura que una vez encendió el mundo se escapara por las grietas. Mientras él intentaba crear una familia y rehacer su carrera, todos le juzgábamos. La mayoría de nosotros le dimos la espalda. En un intento desesperado de agarrarme a su recuerdo, fui al Internet para ver viejos clips suyos de actuaciones bailando y cantando en la TV, y pensé “Dios mío, era tan único, tan original, tan precioso, y nunca habrá nadie igual que él. Era un Rey.”
Pero él era también un ser humano, igual que nosotros, que a veces, tenemos que perder cosas antes de saber apreciarlas. Quiero terminar esto con una nota positiva y decir que mis hijos, de 9 y 4 años, están obsesionados con MICHAEL JACKSON . Hay un montón de moonwalking y de agarrarse el paquete en mi casa. Y parece que toda una nueva generación de niños han descubierto su genio y le dan vida otra vez. Espero que donde quiera que esté Michael ahora, esté sonriendo por esto.
Si. Michael Jackson fue un ser humano, pero era un Rey. Larga vida al Rey.

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