¡Azúcar!

Me encanta bailar. Le tengo que dar la razón a Joaquín Sabina (será en lo único, lo prometo) cuando dice que bailar "es soñar con los pies". Y todo el mundo puede hacerlo. Todos tenemos el sentido del ritmo cuando somos bebés. Todos los bebés bailan al ritmo de la música sin ningún problema...pero ay...bailar y cantar se convierten muy pronto en la máxima representación del sentido del ridículo...una pena. He tenido y tengo alumnos a los que podrías pedirles que hicieran un striptease en clase antes que canten o que bailen.

Mis mejores recuerdos de pequeña son bailando en casa con mis padres. Por eso bailaba mucho con mis hijos cuando eran pequeños, lo mismo que hago con mis nietos. Aaron sabe que al abuelo puede pedirle lo que sea, pero para bailar, cantar y esa cosas...para eso está "abuela"(él lo pronuncia "wayla").

Y como no hay nadie perfecto en este mundo, a Jim no le gusta bailar. Te digo....no hay manera. Con lo feliz que yo sería marcándome una cumbia...o quien dice una cumbia dice un vals...o un merengue....o un chotis...¡lo que sea! Pues no hay tu tía.

En fin, a falta de pan, buenas son tortas...me he comprado un dvd de baile salsero para hacer en casa y me lo estoy pasando pipa aprendiendo todos los pasos. Estoy deseando que Pati lo vea y hacerlo las dos en su casa....¡tiembla Madrid, que allá vamos!...¡Azzzzzzzúcar!